Ante la reciente huelga de UAW (Trabajadores Automotrices Unidos por sus siglas en inglés), que comenzó el pasado 15 de septiembre, la cual podría tener un impacto muy amplio y afectar más áreas que las previstas, con posibles efectos en México; EY, firma líder en servicios profesionales de auditoría, impuestos, consultoría, estrategia y transacciones, presenta un análisis para entender las implicaciones de esta, tomando en cuenta todas las condiciones macroeconómicas y políticas que la anteceden.
Hasta el momento, tres plantas armadoras de vehículos de Ford, GM y Stellantis, llamadas comúnmente las “3 grandes”, así como 38 centros de distribución de Stellantis y GM son parte de la huelga.
El escenario económico internacional amplifica su impacto: la recuperación pospandemia, junto con las pérdidas en la industria provocadas por disrupciones en la cadena de valor y la escasez de chips semiconductores, hacen que este momento sea desafiante para poder sobrellevar una huelga como esta.
Magnitud de la huelga
Esta huelga ha significado la acción más grande en cuanto a organización laboral del sector automotriz en Estados Unidos en más de 90 años; la última huelga que involucrara a las 3 grandes fue en la década de 1930.
Esto la vuelve un evento sin precedentes recientes, que puede amplificar sus efectos dada la creciente interconectividad que el comercio internacional tiene actualmente, a comparación con el siglo pasado.
El sindicato de UAW está consciente de su nivel de influencia y el impacto que esta huelga tiene en toda la cadena de producción, no solamente en Estados Unidos, si no a nivel internacional. El panorama a corto plazo no es muy optimista, a menos que la huelga pueda solucionarse relativamente rápido.
Si se llega a extender hacia el próximo año, se verá una afectación a nivel regional, reflejada en las exportaciones y producción de materias primas, así como es probable el inicio de recortes y retrasos de inversiones que se aplazarían uno o dos años más.
El impacto de la huelga en México, y el resto del mundo, dependerá de cuánto tiempo se extienda y a cuántos fabricantes se sumen a esta, ya que actualmente está limitada principalmente al centro manufacturero de Michigan y estados aledaños.
Sin embargo, si se llega a extender a otros estados y a un plazo mayor a un par de meses, podría tener una afectación muy fuerte en la industria automotriz a nivel global. Las consecuencias que se detallan a continuación se relacionan directamente con el tiempo que se aplace la huelga, y pueden agudizarse a medida que se extienda el alcance de ésta.
Afectación de inversiones e inventario
En el caso de México, el fenómeno del nearshoring y su penetración en el país ha representado inversiones significativas; y esto aunado a una huelga de gran magnitud puede resultar en un impacto negativo para la consolidación de operaciones de nearshoring en este sector.
Es probable que inversiones que ya están preparadas sean retrasadas, provocando una pausa en la construcción de más infraestructura para las empresas automotrices que buscan llegar a México.
“En términos de afectación directa a los inventarios y niveles de producción, podemos esperar que haya nuevamente una escasez de autos nuevos, y largos tiempos de espera para adquirirlos. También se percibirá un incremento en la inflación de costos de producción y, por lo tanto, de precios, ya que la producción y la oferta de autopartes se verá restringida”, señaló Víctor Soulé, Socio Líder de Manufactura Avanzada y Movilidad en EY Latinoamérica.
De igual manera, el rol de México como productor debe ponerse en perspectiva, ya que no es una opción viable reemplazar la producción de Estados Unidos con nuestras plantas. Esto debido a que Estados Unidos tiene una capacidad productiva aproximadamente de 18 a 20 millones de automóviles anualmente, mientras que el total de México de capacidad instalada es de aproximadamente 4 millones de automóviles.
Demandas salariales
Si bien el sindicato de UAW ya logró tener un avance, la principal demanda dentro de su pliego petitorio es un aumento del 40% en niveles salariales para los próximos años. Debemos analizar si las armadoras realmente tienen la capacidad financiera para poder cumplir con una petición de esta magnitud, ya que, si se ven obligadas a cumplir este incremento salarial, van a buscar recortar los costos de otra forma.
“Es probable que una parte de la absorción de estos costos se traslade al mercado, incrementando la inflación del precio de los automóviles, y otra parte tendrá que ser con eficiencias que busquen las armadoras. Un contrapunto positivo es que, si suben los salarios, eso también contribuye a generar más ingresos a la economía”, indicó Francisco Bautista, Socio Líder Adjunto de Manufactura Avanzada y Movilidad en EY Latinoamérica.
Esto podría ser beneficioso en el caso de México, porque los productores buscarían lugares donde pudieran hacer la manufactura a precios más bajos que en Estados Unidos, trasladando aún en mayor medida sus operaciones a nuestro país.
En conclusión, lo más probable es que la huelga se resuelva de manera rápida, ya que el gobierno de Estados Unidos también buscará prevenir daños mayores a su economía nacional. Es cierto que la economía estadounidense sigue siendo muy sólida, aunque existen opiniones que ponen a China a la cabeza, pero actualmente la industria automotriz en Estados Unidos sigue siendo extremadamente fuerte.
Desde ese punto de vista, es muy probable que Estados Unidos seguirá teniendo una posición dominante, a pesar de la huelga y aun si las armadoras acceden a las demandas del sindicato, lo cual no cambiará en el mediano plazo, probablemente en los próximos 5 a 10 años.
Hiram Miranda