El auto más icónico del mundo, el Aston Martin DB5, cumple 60 años en septiembre y Aston Martin ha iniciado las celebraciones de su aniversario.
Este mes se cumplen exactamente 60 años desde que Aston Martin presentó su entonces recién llegado, un modelo que se convertiría en un icono de la cultura, el diseño y la innovación británicos, y que consolidaría a Aston Martin como una de las marcas de lujo más deseadas de Gran Bretaña.
Seis décadas después, el DB5 sigue siendo uno de los coches más icónicos y reconocibles del mundo. Este modelo fue el protagonista de la presencia de Aston Martin en el festival Goodwood Revival de Sussex, junto a la última incorporación a la venerada estirpe DB de la marca, el primer superturismo del mundo, el DB12.
Los dos modelos, que marcan el orgulloso pasado y el emocionante futuro de Aston Martin han sido fotografiados juntos en imágenes publicadas hoy para celebrar el histórico aniversario.
Reflexionando sobre el eterno atractivo del DB5 en su 60 aniversario, Lawrence Stroll, Executive Chairman de Aston Martin y propietario de un DB5, ha declarado: «La era de David Brown nos dio grandes deportivos Aston Martin, pero ninguno es tan reconocido, venerado y deseado como el DB5, que sentó las bases de nuestra identidad como marca británica de lujo, sinónimo de estilo, prestaciones y exclusividad”.
«Es justo que, al cumplir 60 años, nos tomemos un momento para echar la vista atrás y reflexionar sobre el increíble papel de este coche en nuestros 110 años de historia. Estamos increíblemente orgullosos de que el linaje DB continúe hoy con el aclamado DB12, que como los que vinieron antes, es una celebración de todo lo que amamos de los deportivos británicos construidos a mano, con la incorporación de la última tecnología y los más altos niveles de rendimiento».
Un icono de los sesenta
Era el año 1963. Aston Martin disfrutaba de una gran popularidad y su DB4 se vendía muy bien desde su presentación en 1958. Sin embargo, con la fuerte competencia de los fabricantes de deportivos de lujo tanto en su país como en el resto del continente, se necesitaba algo nuevo para mantener la marca en lo más alto.
En su presentación oficial al público en el Salón del Automóvil de Frankfurt en septiembre de 1963, el recién llegado presentaba varios cambios de diseño, técnicos y de equipamiento con respecto a su predecesor -sobre todo un importante desarrollo del motor que proporcionaba más potencia- que justificaban el uso de un nombre totalmente nuevo en el mundo del automóvil de la época, pero que ahora era sinónimo de lo último en estilo y atractivo: DB5.
La berlina y más tarde el descapotable que llevaban este inconfundible nombre, se produjeron en la fábrica y sede de la marca en Newport Pagnell, Buckinghamshire, durante poco más de dos años, pero en ese tiempo se forjaron una reputación y una fama que, hoy en día, los convierten en uno de los coches más deseados de todos los tiempos.
No hay duda de que la decisión de los cineastas de EON Productions de poner al agente secreto más conocido del mundo al volante del nuevo DB5 en la saga de películas de James Bond a lo largo de más de medio siglo, ha consolidado su lugar en el salón de la fama del automóvil. Pero 007 no es ni mucho menos la única «celebridad» a la que se ha visto al volante de este emblemático Aston Martin.
Los Swinging Sixties estaban a punto de despegar cuando las multitudes se agolpaban para echar un vistazo al nuevo DB5 en Frankfurt y, en sólo unos pocos años, muchos de los actores más famosos, estrellas del pop y celebridades de la época se convertirían en afortunados integrantes de las exclusivas filas de propietarios de Aston Martin.
Entre los célebres propietarios del DB5 en la década de 1960 se encuentran Sir Paul McCartney y George Harrison, de los Beatles, y Mick Jagger, de los Rolling Stone. El maestro de la comedia Peter Sellers también adquirió el modelo.
Durante los años posteriores, reconocidos nombres -desde Robert Plant y Jay Kay hasta Elle McPherson y Ralph Lauren- han asegurado que tanto las versiones berlina como descapotable del coche rara vez han dejado de ser el centro de atención.
De hecho, el atractivo del DB5 para las celebridades resultó ser un trampolín para el éxito y contribuyó a que Aston Martin pasara de ser un fabricante británico de automóviles deportivos de nicho a convertirse en una superestrella mundial del automóvil.
Este dato resulta aún más sorprendente si se compara con el número de vehículos fabricados. En total, solo se produjeron 887 DB5 berlina, 123 descapotables y 12 «shooting brakes» hechos a medida. Incluso para los estándares de la época, estas cifras eran ínfimas, teniendo en cuenta que la producción de automóviles en el Reino Unido superaba los 1,8 millones en 1963.
Poder y gloria
El DB5 presentado en Alemania montaba una nueva versión de 4,0 litros (3.995 cc) modificada del motor de seis cilindros en línea de 3,7 litros y doble árbol de levas que propulsaba al DB4. El nuevo motor desarrollaba, por aquel entonces, unos poderosos 282 CV de serie.
Ese bienvenido extra de potencia formaba parte de una serie de detallados cambios técnicos y de equipamiento, como el estreno de los elevalunas eléctricos y la disponibilidad opcional de aire acondicionado, que habían sido minuciosamente diseñados para satisfacer las expectativas de unos clientes cada vez más sofisticados y exigentes.
Las prestaciones, una seña de identidad de Aston Martin incluso hace 60 años, estaban a la altura del esbelto estilo del coche -producto del carrocero italiano Carrozzeria Touring Superleggera- y su velocidad máxima de 240 km/h llevó al anuncio de Aston Martin de la época a afirmar: «El DB5 es el GT de 4 plazas más rápido del mundo».
Esa impresionante estadística, incluso hoy en día, ayudó a la revista británica de coches The Autocar a concluir en su primera prueba en carretera del nuevo modelo: «es un coche que pide a gritos ser conducido, ser conducido bien y ser conducido lejos».
El DB12, el primer superturismo del mundo, reafirma una vez más la posición de Aston Martin como referente en rendimiento, dinámica, ingeniería y tecnología.
Omar Fuertes Rizzo